110 años
DE BALADAS DE PRIMAVERA
A partir del próximo 14 de febrero, homenajearemos como pieza destacada del museo, al libro «Baladas de primavera», escrito en 1907 y publicado en 1910, en una de las épocas más fecundas de la vida del poeta. Estaba planeado que saliera en tres partes, junto a «Platero y yo» y «Otoño amarillos», cosa que no ocurrió al salir en libros separados. Está dedicado a Andrés González-Blanco, poeta y crítico literario de Cuenca, quien había publicado en su libro «Los contemporáneos», un extenso estudio sobre el moguereño, incluyendo una nota biográfica suya.
Sobre la temática de Baladas de primavera, según advierte Juan Ramón al comienzo del libro: «estas baladas son un poco exteriores; tienen más música de boca que de alma: El corazón, en el campo, se pone rojo y el sentimiento, ruiseñor, no es pájaro de pinos. Baladas con música humana, menos íntima que la música de las cosas; donde la carne aparece, se cierra la flor de adentro, flor nocturna y de crepúsculo, silenciosa para el sol. Y si hay aquí una cadencia secreta, está, seguramente, iluminada por el ocaso o por la luna. Es la nostalgia de la salud por los caminos de arena de la vida. Corazón florecido sobre un asno, en un mediodía con amapolas! El alma quiere también tener su copla y su tamboril … Baladas de primavera!»
Lo componen 26 poemas, cuyos títulos comienzan todo por «Baladas de…». Sometido, durante su composición, a una tenaz elaboración, Baladas de primavera fue también uno de los libros que sufrió más revisiones, de los más «revividos» por su autor aunque, también muy orgulloso, envió a Unamuno y a Azorín, a los que consideraba maestros.
En la vitrina podremos ver la primera edición, además de otros interesantes ejemplares de esta obra.